Según el Ministerio de Finanzas, Kazajistán cerró 2024 con un déficit presupuestario del 2,7% del PIB, equivalente a unos 3.6 billones de tenge. Aunque la cifra puede parecer significativa, los expertos se mantienen optimistas, indicando que no hay motivo de preocupación.
Numerosos desafíos globales y domésticos afectaron el desempeño económico del país el año pasado. Entre ellos se incluyen la inestabilidad económica mundial, tensiones comerciales, conflictos en curso e inundaciones severas que requirieron gastos gubernamentales sustanciales para labores de recuperación.
Analistas financieros destacan que el déficit de Kazajistán está dentro de los parámetros internacionales. De hecho, muchos países, tanto desarrollados como en desarrollo, actualmente registran déficits presupuestarios, algunos muy superiores al de Kazajistán. Según recomendaciones del FMI, un déficit inferior al 3% del PIB generalmente se considera aceptable, y Kazajistán claramente cumple con este referente.
El gobierno continúa invirtiendo fuertemente en la modernización de la economía y la mejora de infraestructura, esfuerzos que, según los expertos, darán frutos a largo plazo. Estas inversiones son consideradas clave para impulsar la productividad, atraer inversiones y, en última instancia, reducir la brecha presupuestaria en el futuro.
En resumen, aunque las cifras puedan llamar la atención a primera vista, las perspectivas siguen siendo mayormente positivas. Como señalan los analistas, este déficit moderado podría incluso sentar las bases para un crecimiento económico sostenible en los próximos años.